La nueva economía de la innovación (2)

En la certeza de que el modelo de negocio que estemos operando en el futuro será diferente al actual (según lo comentado en el post anterior), es importante que empecemos desde hoy a trabajar en el futuro y por lo tanto esto ha de formar parte de la estrategia de innovación.

Además, el futuro no sólo supone un reto, sino también oportunidades. El cambio genera oportunidades que podemos aprovechar, pero para esto hemos de tomar iniciativas hoy, hemos de hacernos unas hipótesis de cómo será nuestro sector dentro de esos años, así como de las oportunidades que se abrirán si esas hipótesis son correctas, y empezar a trabajar sobre ello.

Un ejemplo que podemos utilizar es el del comercio que es un sector con mucho peso en el conjunto de la economía.

¿Cómo comprarán los clientes dentro de cinco años? ¿Será todo, o casi todo, compra online? ¿Habrá acabado Amazon con la mayoría de las pequeñas tiendas y grandes superficies de distribución? ¿O habrá una mezcla de lo online con lo físico? Si es así, ¿Cómo serán las tiendas? ¿Serán necesarios empleados que atiendan a los clientes o bastará con una persona y los sistemas tecnológicos harán el resto dentro de una experiencia de compra muy distinta a la que tenemos hoy en día?

Todas éstas son preguntas que una empresa o empresario dedicado al comercio se tiene que hacer y, en base a sus respuestas, empezar a tomar iniciativas para llegar a ese futuro y tener un exitoso negocio en él; y tiene que empezar hoy porque si espera a que el futuro llegue, ya será tarde y el riesgo de ser sacado del mercado alto.

Ciertamente, el plazo de diez años es realmente largo, especialmente con el ritmo de cambio que hay en la actualidad. Es francamente difícil prever cómo será la realidad en la que nos encontraremos dentro de ese tiempo. Sin embargo, en nuestro planteamiento estratégico es necesario que también pensemos en este plazo temporal y que lancemos algún proyecto de innovación relacionado con él.

Veamos un ejemplo para clarificar esto último.

En los años noventa del siglo pasado, internet empieza a usarse por un número creciente de personas. Era un uso básico que se limitaba al correo electrónico y acceso a algunas de las pocas páginas web que había.

En esa época, algunos empresarios observaron la nueva tecnología y reflexionaron sobre qué cambios podría traer en el futuro y qué nuevos escenarios y oportunidades se podían abrir.

Uno de ellos fue Jeff Bezos, fundador de Amazon, que mirando al futuro previó una realidad en la que la el comercio electrónico tendría un peso importante dentro del conjunto del comercio y se lanzó a montar una empresa para aprovechar la oportunidad que eso abría.

Hoy en día, Amazon es el líder mundial indiscutible en la venta online pero al principio todo fue un experimento que lanzó Bezos creando un catálogo de libros que vendía por internet. Éste experimento le sirvió para validar algunas de las hipótesis que se había hecho sobre la acogida que tendría la venta online por parte de los consumidores y para hacer una gran apuesta de futuro por este negocio.

En el horizonte temporal de largo plazo (10 años) no pensamos tanto en nuestro negocio de hoy y en mejorarlo, reforzarlo o ampliarlo, sino en nuevos modelos de negocio que aprovechen oportunidades que se puedan abrir.

Y para aprovechar esas oportunidades en el futuro tenemos que empezar a trabajar hoy.

Ese trabajo consiste en hacernos una idea de cómo podría ser la realidad del futuro -algo que nos hacemos basándonos en observar las tendencias y también lo que llamamos señales débiles (señales que observamos de posibles cambios que podrían venir pero que todavía son muy incipientes) y ver qué oportunidades se nos podrían abrir y qué posibles modelos de negocio podríamos empezar a explorar para aprovecharlas.

Igual que hizo Jeff Bezos a principios de los años noventa en relación al nuevo desarrollo tecnológico llamado internet, hoy en día podríamos seleccionar tecnologías emergentes como la inteligencia artificial, el internet de las cosas, la impresión 3D, la robótica, el blockchain, etc. y hacernos unas hipótesis sobre cómo será la realidad de nuestro sector si algunas de ellas se implantan en él y de las oportunidades que eso puede abrir.

Ciertamente, este ejercicio, que es muy habitual en las grandes compañías, cuando vamos bajando el tamaño de la empresa menos lo encontramos. Sin embargo, precisamente por ello, aquellas empresas y empresarios que lo hacen y que toman iniciativas al respecto están adquiriendo una gran ventaja y asegurando su futuro.

Aunque he utilizado como ejemplo algunas de las tendencias tecnológicas más relevantes porque la tecnología es hoy en día el principal factor de cambio, no todo es tecnología de cara al futuro y también podemos observar tendencias emergentes en la cultura y hábitos de los clientes, en los valores, en las formas de organización, etc. y utilizarlas para hacer nuestras hipótesis sobre el futuro y las oportunidades que se pueden abrir.

Muchas empresas no hacen este trabajo de inversión en el futuro básicamente porque no hacerlo no daña el presente, sólo daña el futuro que es algo que vemos muy lejano.

Se trata de un problema de pensamiento de corto plazo que siempre tiene consecuencias de cara a futuro.

Pero en un escenario de gran cambio, esto es algo que no nos podemos permitir ya que las consecuencias a futuro pueden ser tremendas, tan tremendas como la desaparición.

Todos nos acordamos de los teléfonos Nokia que tan populares eran hace una década -es raro encontrarse con alguien que no ha tenido un Nokia. Sin embargo, desaparecieron del mercado, y a una velocidad extraordinaria. La nueva tecnología -los smartphones- les cogió sin los deberes hechos.

Aunque éste es un caso de empresa grande, es aplicable a todo tamaño de empresa y el mensaje que quiero transmitir es: el éxito del futuro -o, puestos en un caso más extremo, la supervivencia- hay que empezar a trabajarlo hoy.

Llegados a este punto, espero haberte convencido lector o lectora sobre la importancia que tiene el trabajo en la innovación como parte de la gestión de la empresa en esta nueva Economía de la Innovación. Pero ¿Cómo abordamos este trabajo? ¿Por dónde empezar? ¿Hay metodologías que podamos usar o es todo cuestión de que se nos ocurran ideas al azar?

Éstas son preguntas que están en la mente de muchos empresarios y directivos de pequeñas y medianas empresas cuando escuchan una y otra vez hablar de innovación y de lo importante que ha pasado a ser para las empresas. En lo que resta de este capítulo buscaré proporcionar algunas respuestas.

 

(Extracto del libro Volver a crecer).