El futuro que viene (2)

El principal catalizador de la nueva era en la que hemos entrado es la revolución digital, entendida como el avance exponencial de esta tecnología junto con su aplicación a todos los ámbitos de la vida y de la investigación, desarrollo y producción. Para tomar un poco de perspectiva del avance, podemos mirar algunos datos: 

  • Un superordenador militar de 1997 que costaba millones de dólares, tenía la misma potencia de proceso que la Playstation 3 que usamos hoy en día para jugar con video juegos y cuyo precio ronda los 150 euros. 
  • Si nos vamos un poco más atrás, la potencia de computación de que disponía el Apolo 11 en ese primer viaje tripulado a la luna en 1969, y que era la más avanzada de la época, era considerablemente menor que la que cualquiera de nosotros tenemos hoy en el bolsillo, en nuestro smartphone

La ley de Moore establece que la potencia de computación de los microprocesadores se duplica cada dieciocho meses, esto ha sido así desde que éstos aparecieron por primera vez en los años sesenta, y aún sigue vigente. Si a este aumento de potencia computacional le sumamos software cada vez más sofisticado, como por ejemplo el que está detrás de la inteligencia artificial, y una velocidad de transmisión de datos cada vez mayor que hace que se pueda acceder y transmitir ingentes cantidades de información de forma prácticamente inmediata, los ingredientes están servidos para desarrollos tecnológicos sorprendentes, y además, están a la vuelta de la esquina. 

El futuro ya está aquí. La ciencia ficción de hace quince años ya la estamos viviendo o la vamos a empezar a vivir en breve -ciencia ficción eran los vehículos autónomos y sin embargo, las pruebas de estos están lo suficientemente avanzadas como para que sepamos, y digo sepamos, no supongamos, que a lo largo de la próxima década nuestras carreteras se irán llenando de vehículos sin conductor, con las implicaciones que esto tiene para la forma como entendemos el transporte y el desplazamiento y para los negocios y el empleo. Y esto va a ocurrir muy rápido.

La Cuarta revolución industrial está apoyada en una serie de mega tendencias tecnológicas entre las que destacan:

  • La inteligencia artificial
  • El internet de las cosas
  • La robótica avanzada
  • La impresión 3D
  • La realidad mixta y aumentada
  • El blockchain
  • La nanotecnología y los nuevos materiales
  • Los vehículos autónomos
  • La computación cuántica
  • La genética avanzada y la bioingeniería

Cuando se lee sobre estos campos, dónde están hoy y dónde se espera que estén en cinco años, se experimenta un sentimiento de asombro y de entusiasmo, o de cierto vértigo y preocupación, depende de la personalidad, ante los cambios que vamos a vivir y las oportunidades que se abren para empresas y emprendedores. Si ya cada campo por sí mismo genera posibilidades enormes, cuando empezamos a mezclarlos, nos encontramos ante lo que se podría denominar un mercado infinito en el que la imaginación humana puede generar todo tipo de nuevas ideas de productos, servicios y modelos de negocio que aporten nuevo valor a la sociedad, desarrollo y riqueza.

Es verdad que para quien no está muy en contacto con estas nuevas tecnologías pueden parecerle algo alejado de la realidad de su día a día y de su negocio, pero una mirada más en profundidad nos muestra que no es tan así.

Hoy casi todos utilizamos, o si no utilizamos al menos llevamos en nuestro bolsillo, un asistente basado en inteligencia artificial, ya se llame Siri en el caso de los iPhone o Google assitant en el caso de smartphones Android,  y muchos en nuestra casa le pedimos a Alexa (Amazon Echo) o al Google Home que nos de la previsión del tiempo, nos busque una receta de cocina en la red o nos ponga música para relajarnos. Esta tecnología se está implantando cada vez más en las áreas de soporte y ayuda al cliente de las empresas más grandes, pero con rapidez irá siendo utilizada por todo tipo de empresas por los beneficios que supone.

Si hablamos de realidad mixta o aumentada o de blockchain, estas tecnologías todavía están incipientes, pero no cabe duda de que se van a ir adoptando con rapidez y van a generar un importante impacto en los negocios. Por ejemplo, los ecosistemas de blockchain que ya se están creando van a generar una nueva forma de intercambiar productos y servicios entre empresas que aumenta la eficiencia y reduce los costes transaccionales. Con estos dos beneficios ¿alguien duda de que esa tecnología se acabará implantando y siendo usada por la mayoría de las empresas?

La cuestión no es si estas tecnologías llegarán a implantarse sino cuándo. Y este cuándo no se mide en décadas sino en meses o algún que otro año.

(Extracto del libro Volver a Crecer)